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  • Foto del escritorFanesca Política

PROHIBIR LA FIESTA DE COMADRES



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¿A quién se le ocurriría semejante cosa? ¿por qué prohibir algo que es masivo, que es festivo, que no hace daño a nadie y que es un asunto privado en el que ningún gobierno podría entrometerse? ¿Acaso las mujeres no tenemos derecho de divertirnos, de bailar entre nosotras, de reírnos públicamente, de trasnocharnos y tomar la noche, tomar públicamente el grupo de amigas como lugar social de pertenencia? ¿Acaso no tenemos derecho las mujeres de despegarnos de la pegajosa pareja que nos disque protege y renegar de su compañía, de su supuesta protección y de su poder?

¿Acaso estoy retrocediendo en el tiempo y no entiendo que todas estas conductas sociales no son discutibles ya y que más que derechos son hechos incuestionables? ¿Acaso no entiendo que esto ni nos lo preguntamos, sino que simplemente se dan?

Las fiestas de comadres son masivas, son intergeneracionales, son polisectoriales, se organizan en todo el país y cada vez con más detalles y con más esmero, parecen gustar a todas y las hay inclusive, como la nuestra, por turnos desde las cinco de la tarde hasta las cinco de la mañana, sabiendo que en una misma sesión pasarán distintos tipos de mujeres según el horario.

No es que la fiesta de comadres sea la expresión de la máxima liberación de las mujeres, ni mucho menos de la máxima aspiración de las mujeres. La fiesta de comadres representa algo tan pequeño y cotidiano como respirar, es un sentimiento de libertad que nos lo hemos ido forjando a plan de rupturas y rebeldías, a plan de complicidades y exploraciones de lo prohibido. La fiesta de comadres es sólo un síntoma de la forma como las mujeres bolivianas estamos sintiendo nuestros cuerpos y nuestras vidas y de como estamos cambiando nuestras costumbres.

La fiesta de comadres jala una tradición regional tarijeña y la vuelca a todo el país para legitimar la diversión entre mujeres, sin que esta diversión entre mujeres tenga un contenido lésbico, pero sin que al mismo tiempo pueda implicar la oportunidad de la atracción lésbica. Es una fiesta detrás de la cual no sólo esta la diversión entre mujeres, sino el comadreo y la hermandad entre mujeres. Rompe en los hechos la idea social de que una mujer es la mayor enemiga de otra mujer.

Lo delicioso es que es una diversión donde el límite lo ponemos nosotras mismas, donde el límite es explorar lo prohibido y rebasar lo criticado como lo es en tantas otras cosas. En una fiesta de comadres puede pasar de todo, desde el desenfreno con el stripper hasta el beso furtivo con la comadre, desde el desahogo personal hasta el aprendizaje de divertirse entre mujeres; el único intruso que no tiene un lugar en la fiesta de comadres es él, el marido, el novio, el amante o la pareja oficial al que no se le contesta el teléfono, al que se le ignora las llamadas, al cual esa noche la comadre se burla de sus reclamos y de su vigilancia disfrazada de amor.

Ahora les propongo el siguiente ejercicio: pregunten en el salón de oración de la esquina de su barrio si condenan la fiesta de comadres y les aseguro que les dirán que si. Pregunten al pastor evangélico si esta mal que las hijas y las vecinas se vayan a la fiesta de comadres y les dirán que sí, que eso es malo, pecaminoso, peligroso y satánico. Pregunten al ministro de educación, el fundamentalista Víctor Hugo Cárdenas, si habría que prohibir la fiesta de comadres y les dirá que sí. Pregunten a Camacho o a Pumari si hay que cambiar el tipo de cambio al dólar en el país y no sabrán responderles, pero si les preguntan si habría que prohibir la fiesta de comadres dirán desde su instinto machista que si.

No es que esta en sus planes de gobierno prohibir la fiesta de comadres, lo que esta en sus planes de gobierno es prohibir la alegría, el placer y la desobediencia, lo que esta en sus planes de gobierno es un gobierno fascista y fundamentalista que alargue las faldas de las mujeres, que prohíba el conocimiento de nuestra sexualidad en los colegios, que invente toques de queda contra l@s jovenes y el ejercicio de todas nuestras formas de libertad. Un gobierno fascista inventará formas y pretextos de invadir nuestras libertades. No es que Carlos Mesa no sea parte de ese guion, en su caso les hace la seguidilla y tiene miedo despegarse de ese plan conservador; le vemos como barco a la deriva que se deja llevar por el mismo impulso retrógrado.

En el caso de la candidata mujer el proyecto conservador no cambia, porque, aunque Janine es de hecho una mujer divorciada, proclama hipócritamente cada que puede la sacralidad de la familia entendida como mamá, papá e hijitos. En una mezcla tóxica de oportunismo político y de negación patológica de su propia vida, quiere mostrarse como la más conservadora, la más religiosa, la más recta o mejor dicho la más “cuadrada” de todos.

Algo que es urgente que las mujeres comprendamos es que uno de los proyectos subterráneos no explicitados de esta nueva ola política es un contenido misógino y conservador que atenta directamente contra cada una de nosotras, contra nuestro trabajo, nuestra dignidad y nuestra libertad.


No es que esta en sus planes de gobierno prohibir la fiesta de comadres, lo que esta en sus planes de gobierno es prohibir la alegría, el placer y la desobediencia, lo que esta en sus planes de gobierno es un gobierno fascista y fundamentalista que alargue las faldas de las mujeres, que prohíba el conocimiento de nuestra sexualidad en los colegios, que invente toques de queda contra l@s jovenes y el ejercicio de todas nuestras formas de libertad. María Galindo

Si ahora somos culpabilizadas en un colegio al inscribir a nuestras wawas como madres solteras o divorciadas, si estos llegan a gobernar para nosotras será peor. Si ahora se nos condena desde el pulpito por abortar, mañana se nos perseguirá y se pretenderá desatar una campaña de inquisición contra nosotras, nuestras hijas y nuestras amigas y con cualquiera que ose solidarizarse. Si ahora se juzga a una mujer violada por como iba vestida, mañana se premiará al violador como lo han empezado ya a hacer con uno de los violadores de la manada regalándole la libertad. Si ahora se juzga a una mujer asesinada justificando a su asesino, mañana se lo premiara con la libertad.

No prohibirán la fiesta de comadres, prohibirán las libertades de las mujeres. No prohibirán la fiesta de comadres, destaran un régimen misógino que nos asfixie.

Este tiempo de elecciones no desde la discusión de los programas de gobierno, sino desde lo que no esta escrito y explicitado allí, estamos pasando por una cuerda floja que pretende tener como desenlace la constitución de un proyecto de gobierno misógino, que suprima las libertades de las mujeres instaladas en las relaciones sociales. Pretenden restituir el control masculino absoluto sobre nuestros cuerpos y nuestras decisiones y es eso lo que nos tocara enfrentar.

No está la fiesta de comadres en riesgo, sino la liberad incompleta de la que gracias a la rebelión cotidiana nuestra gozamos hoy las mujeres bolivianas.

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