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Foto del escritorMaría Galíndo

Vacío de poder


por MARÍA GALINDO

 

Hay vacío de poder en el centro de un mercado donde simultáneamente puedes comprar portaligas para tu orgia, mientras te inunda el perfume de mandarinas y la combinación de productos colores, olores y ofertas te da para regresar con la bolsa llena de delicias y el corazón inflado de poesía.


Hay vacío de poder en la mesa de las amigas que, mientras se cuentan chismes, van terapéuticamente curándose los miedos.


Hay vacío de poder en la cocina de una mujer que acaba de expulsar al hombre violento y decide reorganizar todo con las wawas; una barre, la otra lava y con la tercera organizan el presupuesto para comprar lo que le gusta a cada un@ y descubren que alcanza cuando se reparte por igual y no hay que dar lo mejor y mas caro al padre violento.


En la sociedad boliviana hay infinitos espacios de vacío de poder donde experimentar la fuerza del caos, la fuerza del turno rotatorio, la fuerza de la improvisación de la vida.


Hay vacío de poder en un cuerpo no binario donde los presupuestos de lo que es un hombre o lo que es una mujer estallan en los muros del corazón y 2000 años de civilización judeocristiana patriarcal y misógina se hacen añicos.


Hay vacío de poder donde los, las y les niñes pueden opinar, preguntar, aprender y crecer en libertad.


Hay vacío de poder en el juego y cuando el poder inunda el juego, el juego muere y queda el poder persiguiendo a la risa y acusándola de inservible.


Hay vacío de poder en el amor y cuando el poder inunda el amor, el amor muere y queda el poder persiguiendo los sentimientos y acusándolos de exceso de libertad.

EVO MORALES, GARCIA LINERA, Y EL VACIO DE PODER

Cuando Evo Morales, y su grupo de poder, se dio cuenta que no mandaba sobre las Fuerzas Armadas y la Policía renunció de inmediato, temiendo por su vida y huyendo, a cualquier costo, lo antes posible.


No intentó retomar ese poder, huyó con miedo a que ese poder armado que tantas veces había usado para reprimir se revirtiera contra él y lo matara. Quiso salvar su vida, su fortuna; y sus seguidores lo mismo.


No le preocupó eso que llamamos país, no le preocupó la gente, no le preocupo ni siquiera la gente de su partido, con que se salvaran los de su entorno le bastaba.

De ya los y las masistas de base quedaron llorando, desorientad@s y sin poder reaccionar.


Imagino que dejó el poder pensando que nadie podría llenar su lugar, pero su lugar se desinfló casi de inmediato. Dejó el poder también quizás huyendo de si mismo, porque se le había agotado el repertorio de ideas y comportamientos posibles.


A su equipo próximo le pasó otro tanto de lo mismo, cuando se acaba el caudillo después de salvarlo nada queda, sino la ruina de sus propios vestigios.


Hoy recurren a la grandilocuencia victimista, intentando conmover a alguien sobre lo mucho que han sufrido jugando fútbol en una mansión en la Argentina.


Recurren a la patrimonializacion de los muertos cuyos nombres y vida desconocen.


Odian a Eva Copa, porque ella, temerosa, tímida y sin prestigio, llenó su vacío para atajar la violencia y les allanó el camino de retorno. No le perdonan haber sido más grande en su pequeñez que ellos.


Evo aún no puede creer que al día siguiente de su renuncia haya hervido la sopa en las casas de la gente. Evo no puede aceptar que al día siguiente de su renuncia no se caía el mundo, ni el sol se escondía.


Vino el fascismo y lo supimos resistir, desmentir y desmontar sin su “gloriosa” y salvadora participación.


Demostrado empíricamente queda que Evo no había sido imprescindible, ni siquiera para su propio partido.


Quiso dejar a su paso un abismo insalvable y como eso no sucedió, es lo que hoy no soporta.


De hecho, no hubo un vacío de poder porque el poder de Evo era el control de las fuerzas armadas y la policía que fueron tomadas por las fuerzas fascistas de Camacho y Tuto Quiroga, con ayuda económica del imperialismo y legitimación colonial de la Unión Europea.

NO HUBO UN VACIO DE PODER: hubo una ambición de poder y una toma ilegal del poder.


En el caso de las famosas mesas de reunión en la Universidad Católica, para decidir quien debía sustituir a Evo Morales, no se trataba, como nos dicen, de la responsabilidad asumida por los salvadores frente a un vacío de poder lo que enfrentaron.


Era la toma del poder ilegal que se resumía en el control de aeropuertos, ejercito, policía y plaza Murillo y la decisión colectiva unánime de como iban a legalizar esa transición en función de su proyecto de ambición de poder como clase oligárquica.


Usan la tesis del vacío de poder para presentarse como salvadores del país. Usan la tesis del vacío de poder porque en realidad es a lo que más le teme un patriarca.


De hecho, cuando todo hombre violento es expulsado de una familia, dejando justamente un vacío de poder, se retira vociferando que sin él no podrán vivir, que sin él no habrá mañana, que sin él no habrá futuro.

¿Para qué sirve el vacío de poder?

No sólo es importante aclarar que ambos bandos estaban únicamente cuidando intereses de grupo y nada más, sino que me interesa recuperar el valor del concepto de vacío de poder.


Pretenden decirnos que era urgente restituir “el poder”, como si el poder fuera aquello que te salva, como si el control de poder fuera lo que garantizara el funcionamiento de la sociedad, cuando lo que garantizaron con la asunción de Añez, Murillo y López fue la represión y la muerte. Mataron, reprimieron, persiguieron, amenazaron y crearon un clima de guerra usando inclusive la pandemia, porque era la única forma de publicitar su “poder”. Era la única forma de convencerse a ellos mismos que detentaban poder.


EL PODER EN ESTE CASO PASO DE UNA MANO A OTRA RÁPIDAMENTE, PORQUE LA FORMA DE DETENTARLO, QUE ERA EL MANDO DE LA REPRESIÓN, ERA SU ÚNICO FUNDAMENTO.

La sociedad boliviana sabe abrir espacios de vacío de poder, sabe disfrutar de espacios de vacío de poder, sabe limitar al poder y crear lugares de soberanía al punto que hasta en la cárcel de Mujeres de Obrajes, donde estás sujeta a la arbitrariedad del Estado, hay un lugar de donde las pacas (policías) no pueden pasar.


El vacío de poder es el espacio para la invención de la soberanía.


El vacío de poder es el espacio imprescindible para la horizontalidad.


Abrirlo, crearlo y disfrutarlo es urgente, vital y necesario. Y lo más importante: es fundamental distinguir el vacío de poder de la mera sustitución de un mandamás por otro mandamás.

 

Dedicatoria: Dedicado a Gaya Makaran, profesora polaca de sociología en la UNAM,

quien me ayudó a repensar el concepto.

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