por Jaime Chuchuca Serrano
Según el Banco Mundial, en América Latina la clase media tiene entre 13 y 70 dólares al día para vivir (de 390 a 2100 dólares al mes). Las últimas reformas tributarias, impulsadas por el FMI, van destinadas directamente a estos grupos poblacionales, disminuyendo sus ingresos de modo absoluto. Los sectores más vulnerables sobreviven con 5,50 a 13 dólares diarios, o menos de 5,50 dólares, y, aún así, también pagan impuestos como el IVA y otros.
Las filtraciones de los Pandora Papers (2021), que se suman a los Offshore Leaks (2013) y Panama Papers (2016), prueban al mundo la forma de evasión de los poderosos, de cómo ocultan los nombres de los propietarios de las empresas, eluden las sanciones internacionales, hacen el lavado de dinero y constituyen cuentas fantasmas. Los buffets que se dedican a estas actividades son verdaderos “coyotes financieros”, como la conocida firma de abogados Mossack Fonseca, ya extinta, de donde se filtraron los Panama Papers y que trabajaba incluso para la CIA; y ahora en los Pandora Papers, entre 14 buffets de abogados, resalta Alcogal que ya fue conocida por administrar las cuentas de Pinochet y que recibió a los clientes de Mossack Fonseca.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, señaló que 14 líderes mundiales actuales, 21 que dejaron el poder, más de 300 funcionarios, decenas de celebridades, deportistas y artistas, de más de 90 países, esconden propiedades e ingresos para no pagar impuestos. Las contradicciones con las reglas del FIM son obvias, este último impone cobrar tributos a los sectores medios pauperizados y a la población pobre, mientras los ricos disfrutan la millonaria evasión. Es risible que Tony Blair, quien uso el discurso de la “tercera vía” y la economía social de mercado, es también propietario de una offshore.
No se puede negar la relación entre el poder y la evasión tributaria: los presidentes de Ecuador Guillermo Lasso, de Chile Sebastián Piñera y de República Dominicana Luis Abinader, tienen en común, aparte de ser jefes de Estado, el figurar entre las personas más ricas de sus países y evadir impuestos con empresas offshore. Los 11 exmandatarios latinoamericanos (de Perú, Pedro Pablo Kuczynski; de Honduras, Porfirio Lobo; de Colombia, César Gaviria y Andrés Pastrana; de Paraguay, Horacio Cartes y de Panamá, Juan Carlos Varela, Ricardo Martinelli y Ernesto Pérez Balladares) muestran el modus operandi común de la élite política latinoamericana para la evasión de impuestos en los paraísos fiscales. Si esto lo hacen los funcionarios, quienes están a la vista de la opinión pública, es relativamente más fácil que lo hagan los dueños del capital ocultos tras bambalinas.
El diario Washington Post revela que Lasso ha tenido vínculos con 10 compañías offshore y fideicomisos en Panamá, Dakota del Sur y Delaware. Según el mandatario, dice que antes tenía esas cuentas, pero que para postularse a la presidencia las habría eliminado, sin embargo, hasta ahora no se sabe dónde reside el capital de esas cuentas. En todo caso, Lasso se encuentra entre uno de los grandes evasores de impuestos y se asemeja a Moreno, quién constituyó cuentas en paraísos fiscales para sus familiares. Las leyes de los paraísos fiscales benefician a las castas familiares y políticas, pero, además, EEUU y los países europeos que se llaman defensores del mundo libre, son también artífices de la creación de una aristocracia intocable.
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