por Francisco Escandón Guevara
A punto de terminar el año 2021, el gobierno de Lasso intenta cumplir aceleradamente el ajuste estructural ordenado por el Fondo Monetario Internacional. A cambio de nuevos créditos internacionales, el banquero impulsa un paquetazo antipopular gradualista que, por un lado, precariza las condiciones de vida de las mayorías y, por otro, promueve la acumulación de capital en manos de las élites.
Lasso impone su credo económico al país, como si en las cuestionadas elecciones pasadas hubiese triunfado el catecismo del FMI. Olvida que en la primera vuelta los votos adscritos al proyecto neoliberal fueron de uno de cada cinco sufragantes y éste sólo pudo vencer, en el balotaje a Arauz, gracias al anticorreísmo que polariza a la sociedad ecuatoriana.
La aplicación del programa fondomonetarista condena al régimen a perder su inicial capital político. Es indudable que la continuidad del alza mensualizada del precio de los combustibles, impuesto por Lenin Moreno, menoscaba la popularidad presidencial. Es una burla el supuesto congelamiento de las gasolinas y el diésel, pues antecede a la suspensión temporal de la liberalización de precios un grosero incremento en el costo de los derivados del petróleo que encarecerá los productos de primera necesidad.
Meses atrás ese efecto inflacionario también reevaluó los pasajes de los transportes, en tanto que ahora el gobierno de la banca anuncia una nueva metodología que incrementará nuevamente las tarifas a partir de mediados del mes de noviembre.
La eliminación de los subsidios, también por orden presidencial, se extenderá al consumo de energía eléctrica. El reciente Decreto Ejecutivo 238 ordena cobrar tarifas reales a los consumidores, además que promueve la optimización laboral (léase despidos) y la privatización del sector eléctrico amagada por pomposos clichés de concesiones e inversiones privadas.
Para rematar, Lasso insistirá en lo medular del proyecto de ley Creando Oportunidades dividido en tres partes. Apuesta a que la precarización laboral, las garantías para que sus socios compren los activos del Estado y la legalización de la mora tributaria empresarial sean aprobados por la Asamblea Nacional.
Si el gobierno porfía en el paquetazo, la crisis política se agudizará y será el responsable de un estallido social de grandes proporciones. La paradoja neoliberal convierte al régimen en un escorpión que está clavándose el aguijón así mismo.